Nuestro joven hermano Carlos Herrera Delgado, quiere trasmitirnos sus inquietudes vividas con nuestra Hermandad, desde un punto de vista de la colaboración. Función que desempeña desde el 9 de Octubre de 1998, cuando entra a formar parte de la nómina de hermanos. Actualmente tiene el número 294.
Carlos es de esos jóvenes que están ahí. Que no “gritan”. Que, a veces, no te das cuanta que está. Esos jóvenes que vienen detrás de los mayores, que seguramente serán los que dirijan la Hermandad en un futuro no demasiado lejano. Esos jóvenes que las Juntas de Gobierno deben cuidar, ya que son las semillas que florecerán para que las hermandades no se pierdan en el tiempo.
Gracias amigo Carlos, por tus sinceras letras. Gracias Carlos, por estar ahí siempre que la Hermandad te necesita.
VIVENCIAS
Muchas son las vivencias vividas con esta Hermandad, muchas vivencias buenas y muy pocas malas.
Empezaré contando cómo empezó mi vinculación con esta Hermandad. Esto empezó hace unos 6 ó 7 años cuando me vestí por primera vez con esta Hermandad, y recuerdo que fue de monaguillo en el paso de Jesús Resucitado; a partir de ahí me he vestido de penitente portando cirio varios años, y actualmente llevo 3 años en la esquina izquierda trasera del paso de nuestra Virgen de la Victoria. Desde hace 6 ó 7 años vengo colaborando con la Hermandad, en el montaje de los pasos, en la limpieza de los enseres, en el montaje de la caseta y de los chiringuitos que monta la Hermandad en las distintas fiestas de esta ciudad. En definitiva, colaborando en todo lo que haga falta.
Lo que más me gusta de esta Hermandad, son las horas vividas en la Iglesia durante el montaje de los pasos. Ese buen ambiente que siempre se respira, para mí es lo mejor. Siempre estoy deseando que llegue la cuaresma para empezar a limpiar enseres, para montar los pasos... En definitiva, para vivir momentos cofrades que seguro que quedarán en el recuerdo de todos los allí presentes. Pero, sin embargo, la semana más ajetreada para una hermandad es la propia Semana Santa. Me encanta pasar horas y horas durante la Semana Santa en la Iglesia, por la mañana y por la tarde. Esos momentos, ese ambiente cofrade que allí se respira es imposible describirlo. Uno de los días que más me gusta vivir con esta hermandad es el día previo a nuestro Domingo de Resurrección, ese día, ese sábado es increíble. Desde bien temprano comienza el ajetreo en nuestra capilla, hay que ponerlo todo perfecto, los enseres tienen que estar brillantes y perfectamente colocados a la vista de todos los hermanos, es el día de dar los últimos retoques de cara al gran día, es el día de los nervios, es el día de estar en la Iglesia, todo el santo y bendito día en la Iglesia. Todo tiene que estar perfecto. Y ese mismo día, por la noche, disfrutamos de la Vigilia Pascual. Ése es un día cofrade “como Dios manda”.
A la mañana siguiente por fin llega el día que más disfruto con esta hermandad. Es, lógicamente, Domingo de Resurrección. Ese día tiene algo especial, ese día todo el pueblo está en la calle, ese día todo el pueblo quiere despedir a su Semana Mayor a lo grande, y a lo grande nos despedimos de la Semana Santa con Jesús Resucitado, paseándose con elegancia y sutileza por la ciudad, y con nuestra Virgen de la Victoria desprendiendo belleza por la Plaza Sor Ángela. Todos queremos que ese día nunca acabe, ese día vivimos en un sueño del que no queremos despertar, ese día es el esperado después de todo un año de trabajo duro, y cuándo todo haya acabado solo nos quedará esperar hasta el año que viene; pero con el consuelo de saber de que todos los que pertenecemos a alguna hermandad, vivimos en una cuaresma eterna y así nos será más fácil la cuenta atrás para el próximo domingo de Resurrección.
Sin más, me despido. Un fuerte abrazo de un humilde y joven hermano de esta Hermandad, que colabora en todo lo que puede.
Fdº Carlos Herrera Delgado
Ayamonte, 5 de Marzo de 2012
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